Provinciales
Cuando la “violencia de género” se usa para callar a la prensa
El abogado y periodista Mario Samaniego se refirió a las amenazas proferidas en las redes por la Comisión Directiva de ATE Misiones, que pretende que no se informe sobre la política salarial del gremio y sobre los pases a planta y contratos en el Estado que se estarían direccionando y que, en algunos casos, benefician a familiares de la actual cúpula sindical.

En estos días, en Posadas, hemos sido testigos de un hecho tan preocupante como revelador. La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) acusó a nuestro medio de ejercer “violencia de género” por la publicación de una nota periodística que simplemente describe un hecho objetivo: una dirigente sindical, la señora López, al asumir un cargo dentro del gremio, habría facilitado la contratación de su hija en el Ministerio de Salud de la provincia de Misiones.
¿Dónde está la
violencia? ¿Dónde está el ataque? ¿Dónde la difamación? La nota no insulta, no
descalifica, no emite juicios personales. Describe una situación verificable,
con nombres, cargos y vínculos que son de dominio público. La publicación no
hace otra cosa que cumplir con la función esencial del periodismo: señalar las
relaciones de poder, evidenciar los privilegios, y permitir que la ciudadanía
saque sus propias conclusiones.
Lo verdaderamente
preocupante es cómo, desde ciertos sectores, se intenta desnaturalizar un
concepto tan necesario y legítimo como el de violencia de género,
transformándolo en una herramienta para silenciar a quien informa. No se
defiende a las mujeres ni se combate el machismo cuando se banaliza una
problemática tan grave como la violencia real. Por el contrario, se le falta el
respeto a las víctimas verdaderas.
Si denunciar un
posible caso de nepotismo es “violencia”, ¿qué queda entonces para las mujeres
que sufren abusos, amenazas, golpes o discriminación laboral? Si todo se mete
dentro de la misma bolsa, perdemos la capacidad de diferenciar lo urgente de lo
estratégico, lo real de lo funcional.
Más aún, cuando el
sindicato —que debería velar por los derechos de todos los trabajadores— elige
alinearse sin cuestionamientos con el discurso oficialista del gobierno
provincial, y utiliza estas acusaciones como escudo político, lo que se pone en
evidencia no es un compromiso con la equidad, sino una intención clara:
disciplinar a la prensa, marcar límites a la crítica y proteger intereses
propios.
De hecho, en estos
mismos momentos, una trabajadora del Hospital Samic de Eldorado, se encuentra
encadenada en el ingreso al nosocomio, exigiendo el pase a planta permanente,
después de, según lo declaró Silvana González, estar más de 13 años sin
estabilidad laboral. Esa trabajadora recibió muestras de apoyo de otras
organizaciones obreras y de compañeros del sector de Salud Pública, mientras la
CDP de ATE Misiones, se mantiene en silencio.
Como ese, existen
numerosos conflictos salariales y laborales que involucran a empleados
provinciales y municipales, en los que la CDP de ATE Misiones no interviene
desde noviembre del 2023, es decir, desde que López asumió como secretaria
general. Los ejemplos abundan, pero puede citarse además del reclamo de los
precarizados en el SAMIC de Eldorado –serían unos 80 trabajadores–, el planteo
de los municipales de Andresito que cobran un básico de $6 mil y un salario de
bolsillo de $280 mil, por lo que reclaman un aumento de urgencia del 30% y
están en estado de asamblea; o la crisis aún abierta por la eliminación del doble franco en el Hospital Baliña.
Este medio va a
seguir informando, aunque moleste. Va a seguir escribiendo lo que otros quieren
tapar. Y va a seguir denunciando, aunque algunos disfracen de “perspectiva de
género”, lo que en realidad es una forma burda de censura.