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Policiales

Caso Knack: Excarcelaron al militar por falta de mérito


Para la jueza Kunzmann de Gauchat no hay elementos suficientes para mantenerlo detenido. Los otros tres imputados quedaron a un paso de la prisión preventiva.


OBERÁ. Rubén Orlando Bueno se reencontró ayer, poco después del mediodía, con su familia en lo que, seguramente, habrá sido una circunstancia de alto voltaje emotivo. Sucedió después de que la jueza de Instrucción 1 de esta ciudad, Alba Kunzmann de Gauchat, lo beneficiara con la falta de mérito y dispusiera su excarcelación, indicaron fuentes del caso. La magistrada, finalmente, accedió a los reiterados pedidos de excarcelación de los abogados Rodolfo y Lisandro Riotorto, padre e hijo.

Después de analizar su situación en particular, la jueza consideró que no había suficientes elementos, tampoco de la solidez necesaria, para mantener al suboficial de Ejército tras las rejas. Según publicó primera edición, los indicios eran endebles, carentes de entidad suficiente para alcanzar ese estado de semiplena prueba que se necesita para dictar el auto de prisión preventiva.

La falta de mérito es un estadío al que la Justicia recurre para resolver la situación de un hombre sometido a proceso, otorgándole en este caso la excarcelación provisoria, hasta que la jueza decida definitivamente su suerte: si va a juicio oral o es sobreseído definitivamente de la causa.

Todo parecía indicar que Kunzmann de Gauchat iba a resolver el destino judicial de los cuatro detenidos, pero se decidió primero por el militar.

Se tomará entonces un tiempo más con los otros imputados; el exprefecturiano Pablo Paz, el mecánico paraguayo Marcial Venicio Alegre y Juan Godoy, el propietario del VW Bora que habría sido visto en los alrededores de la casa de la familia Knack.

El fiscal de la causa, Elías Bis, pidió la prisión preventiva para los tres, por el delito de “cuádruple homicidio agravado y criminis causae”, una calificación que el Código Penal argentino castiga con el máximo rigor: prisión o reclusión perpetua.

La situación de los tres es bien diferente. A Paz y Godoy hay pruebas científicas que los atan y ubican en el escenario de la masacre, perpetrada el 25 de mayo pasado. 

Al exprefecturiano primero le dio positivo una huella dactilar, recogida de una caja de zapatos ubicada en el interior de la vivienda. Después apareció su patrón genético en un pasamontañas y otros elementos. Godoy aparecía un poco más aliviado, hasta que también encontraron su ADN en los objetos secuestrados en el domicilio de los Knack.

La situación de Alegre parecía completamente diferente. Si bien encontraron un arsenal de armas en su casa y no se entregó por propia voluntad a la Justicia, a sabiendas que lo buscaba, aún hoy no había, o al menos no se conoce, un elemento vinculante de peso con la masacre.

Aún así, las fuentes consignaron que el mecánico chapista no zafaría del auto de prisión preventiva que se apresta a dictar la magistrada.  

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