Pero mirar al pasado con los ojos del presente, lo primero que se le enseña a los estudiantes de historia que no deben hacer, lleva a equivocaciones. Por ejemplo, Kirchner podría decir que así como los golpistas “usan tractores en lugar de tanques” y hay “generales mediáticos”, el periodismo argentino nació vendido al campo porque el principal texto económico de la época del virreinato fue La representación de los hacendados, escrito por Mariano Moreno y donde se recomendaba abolir las restricciones a las exportaciones del campo.
Pero el primer periódico que se editó en nuestro suelo fue anterior al de Moreno: el Telégrafo Mercantil apareció el 1º de abril de 1801, se publicaba dos veces por semana –miércoles y sábado– y contó con 236 suscriptores: 159, de
El 15 de octubre de 1802, después de 110 ediciones, el Telégrafo Mercantil fue clausurado por el virrey, pero ya un mes y medio antes, el 19 de septiembre, Hipólito Vieytes había fundado el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, que duraría hasta 1807.
En 1809, el virrey Cisneros lanzó el primer diario oficial de nuestra historia: Gaceta de Gobierno; y el 3 de marzo de 1810, Manuel Belgrano creó su diario Correo Comercial, ambos de periodicidad semanal. En 1811 cerró el diario de Belgrano, mientras que el de Mariano Moreno fue el más duradero de los de su época: continuó editándose hasta
Recién en 1812, comienzan a haber diferentes diarios porque en ese año se lanzan tres: El Censor; Mártir y El Grito del Sur. A partir de
La década siguiente, entre 1820 y 1829, vinieron a reemplazarlos los diarios Doña María Retazos; El Argos de Buenos Aires; Eu Não Me Meto con Ninguem; El Patriota;
Entre 1830 y 1840, los sustituyen: Libre; El Clasificador; El Nuevo Tribuno;
Es interesante prestar atención a cómo se calificó a cada uno de estos diarios en las diferentes décadas. Al diario de los años 20, como “defensor de la política oficial”; “adicto al gobierno de Rivadavia”; “periódico oficial del gobierno de Rivadavia”; “ataca duramente a los federales”; “defensor de la política del gobernador Dorrego”; “ataca duramente a Rivadavia y a los unitarios”; “ataca al gobernador Dorrego y defiende fervientemente al unitarismo”; “absolutamente polémico, es el último órgano unitario de la época. Rosas lo clausura”; “secunda la prédica unitaria, con violentísimo y apasionado estilo”; “todo artículo sobre política es previamente sometido al juicio de Rosas”.
Al diario de los años 30 como: “Resalta la importancia de la opinión pública y los males del despotismo”; “propugna el orden y el régimen constitucional, cierra por orden de Rosas”; “defender los derechos y las garantías del país sin turbar el orden”; “periódico satírico contra Rosas”.
Y del diario de los años 40 como: “Exalta la figura de Rosas”; “periódico comercial y literario que evita todo comentario político”; “apoya al gobierno de Rosas y ataca a los unitarios”.
La gran mayoría de estos diarios duraba entre uno y dos años, con algunas pocas excepciones que alcanzaban a los cuatro o cinco años, porque no se trataba de periodismo en el sentido moderno sino de panfletos partidarios que cada vez que cambiaba el gobierno que los sostenía, desaparecían.
Ya en la segunda mitad del siglo XIX, gracias a
En el diario Los Debates (1852), fue redactor Mitre; en El Nacional (1852), fue director Vélez Sársfield; en
Mariano Moreno era un liberal del siglo XIX y Rodolfo Walsh un socialista del sigo XX, pero el “ser para ser” periodista de ambos los unifica en un punto. Moreno imprimía en tapa de
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